CAPÍTULO TRES

Al día siguiente cuando estaban en la playa tomando el sol, apareció Javi.
-Venga vamos a darnos un baño y luego os contaré las noticias que tengo. Ayer hablé con el señor Juan.
-Nosotros también tenemos novedades, aunque no son gran cosa.
Se zambulleron en el agua y estuvieron jugando un buen rato. Pedro fue el último en salir.
-Mirar mis dedos están arrugados como los garbanzos –comentó Pedro con orgullo enseñando sus manos completamente arrugadas–. Venga cuéntanos lo que sabes Javi, lo que nos contó el abuelo no fue gran cosa, ahí dentro no mataron a nadie –siguió diciendo Pedro. Mientras se sentaban en la arena Javi se dispuso a contar lo que sabía.
-Cuando el señor Juan era un crío a veces acompañaba a su padre, que también era cartero, a entregar la correspondencia, así es como conoció a la chica de la casa. Él dice que era muy guapa, pero que era muy rara, no salía a la calle y no tenía amigas. Vivía con sus tíos que cuidaban de ella, su madre se murió cuando ella tenía dos o tres años, supone que tampoco tenía padre pues no se acuerda de haberle visto.
-El abuelo nos ha dicho más o menos lo mismo –le interrumpió Ana.
-El señor Juan cree que estaba loca y que por eso no tenía amigas. Cuenta que una vez que fue él solo a entregar el correo, pues su padre estaba enfermo, ella le dio una nota para que se la diera al médico del pueblo. En la nota pedía ayuda, decía que sus tíos la tenían secuestrada
-¿Y que pasó luego? ¿Qué hizo el médico con la nota?
-Dice que no se acuerda, que han pasado muchos años.
-Cuanto me gustaría saber la verdad, pero me temo que nunca lograremos enterarnos, han pasado muchos años y nadie se acuerda de nada.
-Si hija, vaya rollo, yo creía que sería más fácil y más emocionante –dijo Nani frunciendo el ceño.
-Pero ¿es que no os dais cuenta? –Las interrumpió Pedro dejando desbordar su delirante imaginación– los tíos eran malos y decían que estaba loca y la querían matar.
-¡Que imaginación más sanguinaria tienes Pedrito! ¿De donde sacas esas historias?
-Si, imaginación, ya veréis ya, como tengo razón. De mayor voy a ser detective e investigaré historias como esta, así que empezaré haciendo prácticas resolviendo este misterio.
-¡Pero si aquí no hay ningún misterio! Javi díselo tú, que si no aún lo veo metiéndose en algún lío.
-Lo que tenemos que hacer es enterarnos de más datos, seguir preguntando a las personas de más edad que vivieron en aquella época –contestó Javi en tono sensato.
-Bien dicho Javi. Aquí Javi y el gran Pedro los dos detectives más grandes de la historia. Ellos descubrirán el «Misterio de la Mansión».

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